La joyería es delicada de por sí y la plata por naturaleza
tiende a oscurecer y amarillear,
ya que el contacto continuo con el aire las oxida.
Para evitar que esto ocurra pronto, lo mejor será almacenar tus joyas cuando no las uses
en bolsitas de tela, en un joyero o en cajitas.
Procura no tenerlas amontonadas ni guardar varias piezas en un mismo sitio
ya que el roce entre ellas puede hacer que se rayen.
Evita que entren en contacto con productos químicos a base de alcohol
como perfumes, acetonas y lacas.
Trata con cuidado las piezas que tengan minerales y otros elementos:
evita que reciban golpes o usar productos agresivos sobre ellos.
Para devolver el brillo a tus piezas muchas veces bastará
con pasar con cuidado un paño o gamuza suaves.
Si están muy sucias lo mejor es lavarlas
con una mezcla de agua tibia y jabón neutro (usando si fuera necesario un cepillo fino o esponja),
enjuagarlas con abundante agua y secarlas muy bien luego
con una gamuza o un trapo suave.
Recuerda tratar siempre tus piezas con cuidado, alargarás su vida al máximo.
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